TU BISHVAT: Aprender a cuidar los recursos
Rab. Mauricio Balter,
CEO Masorti Olami y Mercaz Olami
Una de las facetas más fascinantes de las festividades judías es la búsqueda y renovación constante del sentido de cada una de ellas. Encontramos festividades que aparecen en nuestras fuentes con un sentido pero con el tiempo y el cambio de valores van ellas mutando su contenido para adecuarse a nuevos mensajes que les queremos adjuntar: Jánuca se reformula con el crecimiento del sionismo y se convierte en la festividad de la lucha por la independencia, Tu Beav se reformula, especialmente en Israel, como el día del amor. Así cada fiesta va desarrollando nuevos sentidos. Tu bishvat es una de esas festividades.
La Mishná habla de cuatro años nuevos. Rosh Hashaná, por supuesto, es el más importante, el que celebra la creación del mundo. Los orígenes de otro año nuevo, Tu Bishvat, son más humildes. Marca el año nuevo para los árboles. A diferencia de Rosh Hashaná, la observancia de Tu Bishvat no se realizaba con alegría y celebración. En cambio, en la época en la que todavía estaba el Templo, el 15 de Shvat era el día designado para el diezmo de los frutos. Los árboles que habían dado frutos durante más de tres años para esa fecha, estaban sujetos a impuestos y la recaudación iba para la manutención del Templo. Los árboles frutales plantados tres años o menos antes de Tu Bishvat se consideraban orlando y su producto estaba prohibido por la Biblia (Lev. 19:23). En su cuarto año, la fruta diezmada se utilizaba como ofrenda. Después de la destrucción del Segundo Templo (70 EC), Tu Bishvat pasó calladamente a la historia judía como una fiesta menor.
En los últimos años vemos como Tu Bishvat se ha transformado en la festividad que nos habla del cuidado del medio ambiente, de la ecología, de nuestro vínculo con la naturaleza. Sin duda la idea de celebrar a los árboles y sus frutos, al medio ambiente y a la madre tierra, es especialmente importante en esta época en que las emisiones de gas verde, la contaminación, el calentamiento global y la conciencia de las corporaciones están aumentando.
Por supuesto que el tema del cuidado del medio ambiente tiene multiples contenidos, hoy quiero compartir con ustedes uno que considero muy importante y que tiene su origen en la Torá: la mitzvá de Bal Tashjit – no destruir o no desperdiciar. El origen de esta mitzvá esta el el libro de Deuteronomio:
“Cuando sitiares alguna ciudad por muchos días, peleando contra ella para tomarla, no destruirás sus árboles alzando contra ellos el hacha, porque de ellos podrás comer... Solamente los árboles que tú sabes que no son árboles que dan fruto comestible, éstos podrás destruir y cortar para construir baluarte contra la ciudad que te hace guerra”. (20:19-20).
En situación de guerra, cuando esten sitiando una ciudad evitaran arrancar árboles, se destaca el sentido ecológico de la preservación del recurso natural y también evitar generar sufrimiento y dolor en el corazón del hombre. La interpretación del versículo fue ampliada a otros ámbitos de la vida. Es así que aprendemos dos valores muy importantes para nuestro vínculo con la naturaleza y sus recursos.
El primero: no desperdiciar
Ya en el Talmud Rabi Zutra nos advierte que cuando una vela esta encendida esta prohibido cubrir, sin necesidad, la lámpara de aceite o abrir la vasija de combustible, ya que en ambos casos el consumo del material combustible es mas alto. Rabi Yehuda Hajasid (siglo XIII) nos enseñara que si alguien usa vestimentas caras bajo el sol esta incurriendo (por su desgaste) en Bal Tashjit.
El Segundo: no arruinar
Nuestra tradición enseña que debemos ser cuidadosos de no arruinar, este concepto nos exige prestar atención a nuestras acciones. Por ejemplo cuando hacemos la Kriá (la rotura de ropa como señal de duelo) no debemos hacer una rotura excesiva para que la ropa pueda ser arreglada y vuelta a usar. Otra ejemplo es la costumbre de no pasar una copa de vino sobre el pan (o sobre las jalot) y con este mismo sentido la costumbre de no tirar la jalá para evitar la posibilidad de arruinar el vino que está en la mesa.
Ahora traduzcamos la mitzvá a lo cotidiano: ¿Que vínculo tenemos nosotros con los recursos naturales y con los recursos en general? ¿Cuánto cuidamos de no desperdiciar, dañar o destruir en vano a nuestro medio? ¿Cuál es nuestro vínculo con los objetos a nuestro alrededor, con la ropa, con la comida?
Quizás en éste Tu Bishvat podamos tomar conciencia y generar un cambio, para poder cuidar mas nuestro medio, nuestros recursos. La mitzvah nos enseña a amar el bien y a tener una visión positiva de la vida, a alejarnos del mal y a tomar a través del cuidado de la naturaleza, el camino de los hombres que aman la paz.
Rabino Mauricio Balter
Director Ejecutivo de Masorti Olami y Mercaz Olami